Una de las averías que se pueden evitar mejorando nuestra forma de conducir es la rotura del embrague. Desde que empezamos a conducir, nos acostumbramos a usarlo, pero no en todos los casos lo hacemos correctamente. El problema es que justamente nuestros hábitos con el embrague, son los que más fácilmente mantenemos en el tiempo.
Pero nada tiene por qué ser eterno. Con un
poco de voluntad, podemos modificar nuestra forma de conducir y evitar averías.
Ante todo sin brusquedades. Utiliza el embrague de forma suave tanto al pisar como al soltarlo.
Pisa por completo cuando vayas a hacer un cambio de marchas. De no hacerlo así, el embrague se verá afectado por rozamientos que lo van a ir deteriorando. Siempre debe coincidir el cambio con el pedal totalmente pisado
Utilízalo solamente cuando sea necesario. Cuando estés esperando a reiniciar la marcha, pon mejor el punto muerto y pisa el pedal de freno. Igualmente, tampoco es bueno dejar pisado el embrague para bajar una cuesta si no quieres tener la velocidad metida. Y por supuesto, si no lo estás usando, aleja el pie del pedal.
Empieza la conducción poco a poco. En la primera salida, desembraga lentamente y sin acelerones.
La última, dada la escasez de aparcamientos, es difícil de cumplir. Pero trata de aparcar siempre en lugares sin pendiente y que exijan pocas maniobras.
Como ves, no son consejos muy difíciles de
seguir, y sin embargo van a alargar bastante la vida de tu embrague.
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